Hacerse cargo

El sistema carcelario uruguayo volvió a suministrar en estos días la cuota de sufrimiento y muerte a la que nos tiene acostumbrados desde hace ya demasiado tiempo. El 8 de julio murieron doce presos en un incendio en la cárcel de Rocha (al este del país). Una tragedia, dicen las autoridades. Una desgracia, añade la prensa. La tragedia y la desgracia no son gobernadas por la voluntad de los hombres. Cuando alguien hace referencia a una tragedia o a una desgracia está diciendo: «no estaba en mis manos evitar ese mal, soy inocente».

La tragedia era el género dramático por excelencia cultivado por los antiguos griegos. En la tragedia se expone un conflicto sin salida, un dilema sin solución aparente. Una tragedia tiene algo de inapelable e inexorable. Y hay quienes dicen que nuestro sentido trágico de la existencia proviene de nuestra condición de seres mortales, un problema sin salida si los hay.

Por su lado, la desgracia siempre tiene algo de imponderable, de azaroso, de incontrolable. La fórmula “desgracia inevitable” suena redundante. Porque no hay pericia ni voluntad que pueda evitar las desgracias, que nos caen como los truenos, sin consultarnos. Si las desgracias fueran evitables, no serían tales. Nadie las desea, pero que las hay las hay. Las desgracias no tienen responsables. Simplemente ocurren.

Por eso la muerte de los doce presos de la cárcel de Rocha no puede considerarse una tragedia ni una desgracia. Esas doce muertes se pudieron evitar. No fueron el resultado de una catástrofe natural o un accidente imprevisible, sino de decisiones políticas y administrativas tomadas por personas con poder para hacerlo. Es más: el sistema carcelario (y penal en general) de este país es una máquina de producir “tragedias” y “desgracias” como las que ahora lamentamos. Dados el hacinamiento y las inhumanas condiciones de reclusión (conocidos de sobra por todo el mundo), podría decirse que es un milagro que las mismas no ocurran más a menudo.

Si la muerte de los doce infelices fuera una tragedia, es decir un acontecimiento inevitable, un problema sin solución aparente, entonces el ministro del Interior está en condiciones de salvar su pellejo, que es al parecer lo único que le importa. “Nadie habla de otros incendios y de otras muertes” ocurridas en estos días, fue uno de sus más penosos recursos defensivos.

Lo más llamativo del alegato de nuestro ministro es que nadie hizo nada incorrecto, todos cumplieron con su deber, no hay responsables ni culpables… y, sin embargo. Y sin embargo, murieron doce personas. Algo tiene que funcionar rematada y criminalmente mal cuando doce presos mueren abrasados a pesar de que todos (autoridades políticas, guardacárceles, etcétera) hicieron lo que debía hacerse. Si lo que sugiere el ministro del Interior es cierto, tampoco se extinguiría su responsabilidad: querría decir que el normal funcionamiento de las prisiones, de unas prisiones que están bajo su jurisdicción, incluye cada tanto la muerte de algún detenido.

Que las causas de este grave problema no sean fácilmente imputables o que no podamos identificar a un responsable concreto (como ocurre con muchos otros), no quiere decir que nadie sea responsable y que estemos asistiendo a una lamentable desgracia. Alguien aprueba (y casi nadie se opone a) la rutina de la prisión preventiva, que es la madre de la superpoblación y el hacinamiento carcelarios, alguien autoriza que haya cárceles que carecen de extinguidores y mantiene abierta una prisión sin la correspondiente autorización del departamento de Bomberos, como sucedía en la de Rocha, alguien autoriza un presupuesto raquítico para el sistema penitenciario, que necesariamente conduce a deshumanizarlo y a que los presos calienten sus barracones con artefactos caseros peligrosos, alguien dio su visto bueno para que durante las noches apenas hubiera tres guardias en la cárcel de Rocha. Pero nadie, empezando por el propio ministro, asume la responsabilidad política de esas elecciones. Nadie se hace cargo. Nada puede resultar más insólito que un ministro del Interior diga que “lo que más me preocupa es que un tema trágico (las muertes de los presos) se transforme en un hecho político”. De creer a Bonomi, estas terribles muertes nada tienen que ver con las decisiones políticas mencionadas. Pero, ¿cómo ignorar que son precisamente esas polìticas las que conducen regularmente a estos resultados? En 2009 murieron en muy parecidas circunstancias siete presos (en los penales de Libertad y Santiago Vázquez) y más de veinte en circunstancias violentas en el último año y medio.

Bonomi dijo en su descargo que ya “había advertido” que teníamos una “situación crítica” en varias cárceles, entre ellas la de Rocha. Pero esa advertencia no lo exime de ninguna responsabilidad, como parece suponer. Al contrario, si “el problema era conocido”, como alega, su responsabilidad es aun mayor. Bonomi no parece caer en la cuenta de que es el actual ministro del Interior y que precisamente sobre él recae la responsabilidad política de los horrores del sistema carcelario. A veces parece que fuera un diputado de la oposición.

Está claro que los problemas de las cárceles vienen de mucho tiempo atrás, pero el Frente Amplio ya no puede ampararse en la “herencia maldita” que le habrían dejado los gobiernos conservadores. Ya lleva más de cinco años en el poder y su incapacidad para resolverlo es cada vez más patente; puede decirse incluso que los problemas del sistema carcelario (entre otros, la permanente violación de los derechos humanos) no han hecho más que agravarse durante el gobierno de izquierda.

Mueren en prisión doce personas procesadas por la justicia cuya custodia corresponde al gobierno y nadie se hace cargo. La vida sigue su curso y los ministros en sus despachos, como si nada anormal hubiera acontecido. Si efectivamente el ministro del Interior no puede hacer nada para evitar que los presos se hacinen en las cárceles, se calienten con artefactos caseros peligrosos y en algunos casos mueran de forma espantosa, entonces debería poner inmediatamente a los presos en la calle, porque el Estado, que debe velar por los derechos, la seguridad y la vida de las personas, no puede mantenerlas encerradas si no asegura esas condiciones. La otra opción que tiene el ministro es renunciar y dejar su puesto a alguien que sí se haga cargo.

10 Responses to Hacerse cargo

  1. Ricardo Soca dice:

    La tragedia de Rocha tal vez podría haber sido evitada. Podría haber sido evitada si el ministro de Interior no tuviera en sus manos cientos, tal vez miles de problemas acumulados a lo largo de casi un siglo. Lo que Barreiro le imputa a Bonomi es no haber resuelto en cuatro meses todos los problemas de la cartera, que no son solamente carcelarios.
    Los blancos, que gobernaron hasta hace quince años se apresuran a denunciar las omisiones que ellos mismos dejaron dejaron de lado durante sus gobiernos del 59-66 y 95-2000. Es comprensible que lo hagan, quieren conquistar el gobierno en 2014. Es comprensible que lo hagan el tambero Zabalza y Asamblea Popular, al final, ellos quieren demostrar que no hay un gobierno de izquierda y que Mujica es un «traidor».
    Lo que resulta más difícil de entender es que Barreiro, supuestamente un votante del Frente, se muestre tan intolerante ante un problema que el propio gobierno ya estaba abordando desde el comienzo de su mandato. ¿Qué contribución está aportando Barreiro para que este gobierno tenga éxito? Me parece bien que opte por hacerlo desde la enumeración de lo que hay por hacer, pero creo que este gobierno todavía merece un crédito de tolerancia y de comprensión que el iracundo bloguero no le está otorgando.

  2. abogado dice:

    comentarios y argumentos desviantes están de más: el problema penal y de cárceles en el país debe percutir en conciencias y en acciones, ¡es una afrenta moral intolerable, y ya no importan las explicaciones o justificaciones!,¡¿no basta la repugnancia de estas cárceles, su promedio de muertos -y la admonición de onu!?, ¡¿o qué más debe suceder…?!

  3. Agustín Etchegoyhen dice:

    Los asuntos carcelarios son un asunto pendiente del gobierno. No hay excusas. Punto.
    Me parece una falta de respeto total, y de una intolerancia y una incompresión morbosa, que Ricardo Soca haya escrito lo que escribió con respecto a lo sucedido en Rocha. Sin duda que es mas fácil achacárselo a Barreiro que al FA.
    No hay ejercicio mas sano para el FA que mirarse con crítica y sinceridad, y dejar de apuntar para el costado y culpar a sus antecesores cada vez que las papas queman, lo cual, sin duda alguna, es lo que viene sucediendo hace largo rato. Como dice el título del post: «hacerse cargo».

  4. Me parece que en su intento de absolver al ministro Bonomi, mi amigo Soca mezcla demasiadas cosas y me hace decir algunas que nadie que haya leído el texto me puede atribuir.

    Para empezar por las segundas, es obvio que no le critico al ministro que no haya resuelto “todos los problemas de la cartera” en cuatro meses. No, en absoluto le exijo semejante proeza. No creo que esperar que los presos se mantengan con vida mientras el Estado les hace cumplir sus condenas y criticar duramente el hecho de que eso no ocurra, sea pedirle lo imposible a un ministro del Interior. No, Ricardo, eso es lo mínimo que se le debe pedir a un ministro del Interior (quiero decir al ministro del Interior como representante o personificación del poder público). Cuando el Estado detiene a un ciudadano y lo devuelve muerto, deberían sonar todas las alarmas. Si, como dice Soca, el ministro tiene cientos, tal vez miles, de problemas sobre su escritorio, entonces debería poner el de cómo garantizar la vida de los presos encima de todos los expedientes. Ese no puede esperar un minuto más. Exigir que así sea no puede definirse como una muestra de intolerancia.

    Pero lo que sobre todo no parece haber leído mi amigo Soca es que mis críticas a Bonomi están centradas en SU REACCION TRAS LAS MUERTES. Aun aceptando que el ministro del Interior no es el único responsable de la política carcelaria, aceptando incluso que en alguna circunstancia puede morir un preso, lo que indigna de Bonomi en este episodio es su intento de salvar el pellejo por encima de todo. Lo que esperaba de Bonomi no es que nos bajara el paraíso a la Tierra, ni siquiera que dijera ‘yo soy el culpable de estas muertes atroces’, sino que dijera que ningún ministro del Interior puede mantenerse en el cargo si se le mueren por desidia o impericia doce presos. Y renunciara, claro. Esperaba que dijera más o menos lo mismo que hubiera dicho hace ocho años en similar situación. En su lugar, Bonomi nos contó que, dadas las circunstancias, lo que ocurrió era inevitable… que él ya nos lo había advertido. Bonomi no se hace cargo de que es el responsable de que eso no pase. Su estrategia para salvar el pellejo incluyó recursos penosos y gastados por los políticos de todas las tiendas: “hablan de los presos muertos, pero no hablan de la vieja que murió ardiendo en un asentamiento”, se defendió. Además repitió todos los lugares comunes de la ideología de la seguridad para que la oposición no pidiera su cabeza.

    Si pensamos que la gestión de Mujica y Bonomi constituye un “nuevo gobierno”, a Soca le asistiría razón. Pero yo creo que éste es el gobierno del Frente Amplio, el segundo gobierno si se quiere, pero de la misma administración. Me parece que es abusar de las formas sostener que esta administración lleva cuatro meses y medio. Con ese criterio, no podría hablarse de veinte años de gestión frenteamplista en el municipio de Montevideo. Pero aun aceptando el argumento de Soca, doce muertos en una cárcel son demasiados incluso para un período de cuatro meses. Lo que cuenta es la gravedad del hecho, no la brevedad de la gestión.

    Entre los asuntos que, me parece, no vienen a cuento en esta discusión es mi condición de votante del Frente Amplio. En qué debería cambiar mi abordaje de este problema según sea o no votante del Frente Amplio? Debería estar la condición de votante del Frente Amplio por encima de lo que pienso? No se entiende. Como tampoco se entiende que en este ámbito de reflexión e intercambio se me acuse de no hacer nada para que el gobierno del Frente Amplio tenga éxito. Por qué debería yo contribuir al éxito de este gobierno? Mi actitud frente a los gobiernos depende mucho de cuánto contribuyan a hacer más justa y libre la vida social. Y en ese sentido, ya hace un buen tiempo que no los tomo en bloque, critico lo que me parece criticable y elogio lo que me parece elogiable. De este gobierno y de cualquier otro.

    A pesar de nuestras discrepancias, me complace tenerlo entre los tertulianos, Soca. Salud

  5. Juan Carlos Valle Lisboa dice:

    Dicen los filósofos del derecho que parte de la acción punitiva del estado esta dirigida a satisfacer las emociones retributivas de los integrantes de la sociedad. Que todos en el fondo queremos que los infractores paguen y que la única forma que hemos encontrado para lograrlo es tener un sistema estatal de castigo que funciona incluso si es imposible que la persona vuelva a cometer un delito y es improbable que se reforme (o si no por qué tenemos a Bordaberry en cana?). Es ampliamente reconocido que el sobregiro de ese sistema desemboca en el fascismo si es el estado el que se sobregira, o en las vendettas si son los particulares. Menos reconocido es que la indignación que produce la injusticia puede conducir a la inoperancia política, que a la postre genere más injusticias. En Argentina murieron 192 personas en Cromañon -oh casualidad, en un incendio. La indignación llevó a la remoción de Anibal Ibarra, aunque después la justicia lo encontró inocente. ¿Sirvió para algo? ¿En algo mejoró el sistema de vigilancia de los boliches bailables? Yo creo que no. La pregunta que uno debe hacerse, más allá de la indignación televisiva (i.e. la que a uno le ocurre mirando la tele) es si pedir la renuncia de un ministro -porque nuestras emociones lo imponen- es mejor para la vida de los presos o va a ser peor. Entiendo que Bonomi no estuvo muy bien de actitud en las primeras respuestas, pero no me parece que sea mejor removerlo que no removerlo. Primero porque creo que en ese tema estaban trabajando mejor que lo que se había trabajado en 5 años. Segundo porque hay muchos otros temas que entiendo que estaba trabajando bien. No es cierto que ese sea el tema único o principal. ¿Cuántos taxistas mueren por año?, ¿cuántos rapiñados?, ¿cuántos rapiñeros? ¿cuántos a la salida de un baile? Todo problema complejo admite una solución simple que es errónea. Me parece que es una solución simple y errónea pedir la remoción del ministro del interior. Me parece además que hay otras cosas que no han andado del todo bien. En los gobiernos blancos y colorados no habían políticas sociales; no estoy seguro que las que implementó el gobierno frenteamplista anterior sean las mejores o sean suficientes. Habría que ver que hace este, pero es ese quizás el centro de la cuestión. Hace 30 años que se viene diciendo que la mayor parte de los niños nacen bajo la línea de pobreza. Si esos niños quedan todo el día a merced de un ambiente hostil, porque sus padres (o sus madres solas) deben romperse el lomo laburando, después uno no puede sorprenderse porque hayan «ciudades de dios» por todos lados. Como siempre hay que resolver varios problemas, y me parece que ese era el espíritu de los ministros involucrados. Sacarlos para satisfacer la indignación moral no es muy distinto del ojo por ojo y diente por diente que aviva nuestras emociones. Resolver un problema es otra cosa.

  6. paula dice:

    Hola, me parece Juan Carlos, que pedir que el ministro se haga cargo, no es «satisfacer la indignación moral» de nadie, respondo porque este tema me tiene bastante caliente y de verdad creo que en algunos casos no vale justificarse con los años de despreocupación de otros gobiernos.

  7. abogado dice:

    hacerse cargo, es eso: hacerse cargo, asumir los hechos y las responsabilidades, no buscar excusas ni culpas ni ‘explicaciones’ retardatarias, sino emprender de inmediato, con la imperiosidad de las circunstancias las acciones pertinentes, como un gobernante, un ministro, que tiene a su cargo un problema gravísimo e impostergable; no hay nada que perorar ni ‘politiquear’ para nadie: ¡»a las cosas…», ya, ayer si se puede…!

  8. TLB dice:

    fá muchachada. leo los comentarios y no se me ocurre otra cosa que pensar: «todos somos responsables y no nos hacemos cargo».

    les ahorro las explicaciones, pero es lo que siento. o acaso hay algún partido político que se salve? haya sido gobierno o no -en este caso todos los fueron- o acaso desde la oposición no se puede denunciar esto?

    o acaso no es sabido que los políticos hacen obra donde nosotros los votantes podamos ver y no en proyectos «bajo tierra» como pueden ser las cárceles?

    y si nos ponemos a justificar cosas somos igual de responsables e incapaces de hacernos cargo de lo siguiente:

    el Estado recibió 12 personas y las devolvió muertas.

    lo lamento por Bonomi y su poco tiempo en el cargo, pero debería renunciar.

    Slds

  9. Ricardo Soca dice:

    El energúmento que dice llamarse Agustín Etchegoyhen (apellido inverosímil con esa grafía) en las pocas líneas que fue capaz de escribir metió tres insultos a los que no voy a contestar. Es más, no voy a leer más mensajes de este infeliz que nada tiene para decir, ni su nombre.
    En cuanto a mi amigo bloguero, parecería, por sus dichos, que es capaz de tolerar un cierto número de muertes en las cárceles, siempre que no sean doce ¿Cuántas, Barreiro? Si seis de los reclusos que se asfixiaron buscando refugio en el baño se hubieran salvado ¿la desgracia sería tolerable?
    Y sí, bloguero, éste es un nuevo gobierno, como demuestran las andanadas fanáticas del presidente anterior contra el actual. Un nuevo gobierno, si consideramos que durante el anterior se lanzó como globo de ensayo la iniciativa irresponsable de un TLC con EE. UU. Éste es otro gobierno, si recordamos que en el anterior naufragó una iniciativa de despenalizar el aborto (y todos tuvimos que sufrir las «convicciones morales» del fanático Vázquez).
    Finalmente, ya usted lo sabe, Barreiro, la oposición NO puede pedir la cabeza de Bonomi (o puede pero no tendrá el menor efecto) porque este gobierno consiguió, por muy poco, la mayoría parlamentaria. Bonomi no intenta salvar su pescuezo; pide apenas que lo dejen respirar, que lo dejen hacer el trabajo del que acaba de hacerse cargo.

  10. Agustín Etchegoyhen dice:

    Es imposible comprobar que sosa no lea más mensajes míos. Tampoco le creo mucho. Lo cierto es que leyó el primero y parece que no le gustó lo que había en él.
    No me voy a poner a interpretar sus dichos hipócritas en su segundo mensaje porque me resulta, por lo menos, aburrido y con demasiado olor a personaje e historia repetida en la sociedad uruguaya. De todos modos (me) pregunto, ¡¿qué corno tiene que ver, por ejemplo, el TLC y la no despenalización del aborto fomentados por gobierno de Tabaré Vázquez con la desastrosa situación de las cárceles de nuestro país?!…
    Las líneas de soca denotan tanta “pasión” desmedida y chorrean tanta pedantería de su parte que el aparente control multitematico de la realidad nacional que posee resulta cómico y hasta genera un poquito de vergüenza ajena. A fin de cuentas parecería que lo que quiere este señor es generar un ámbito para la peleíta bloguera/internauta tan típica de nuestros tiempos. Por favor, sosa, no haga de este respetable blog la sección de comentarios de la edición electrónica del diario El País.
    Repito: Me importa dos cominos de qué colores sean las banderas de los personajes que ocupan los puestos de decisión del gobierno. Lo cierto es que el problema existe. Y los dichos y acciones de los gobernantes implicados fueron un papelón.
    A diferencia de Barreiro, no me complace en lo más mínimo tener que fumarme sus patrañas, sosa.

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